Hemingway el hombre que tuvo que destruirse para no ser derrotado. Parte dos
POR: Abiud Vargas.
Cofundador de Movimiento Evolucionario A.C.
Hablando de su obra, muchas de sus narraciones son precisamente íconos sobre el destino del individuo, lo que le importa a Hemingway es el valor del hombre para hacer frente a su destino y su alegoría más clara y seguramente la más importante, la constituye su obra El Viejo y el Mar, misma que paradójicamente y en palabras de él, la escribe en una etapa difícil y de constantes depresiones, en donde consideraba que todo lo que cifraba no valía la pena ser publicado, sin embargo, en esta época escribe la que fue la novela que le llevó a ganar el premio Pulitzer, que sin duda influyó para que un año más tarde (1954) fuera galardonado con el Premio Nobel.
Para Hemingway es importante la idea de la lucha por la supervivencia y en esta lucha de vida o muerte hay que subsistir, si tienen entereza moral los hombres justifican su presencia en este mundo {El hombre no está hecho para la derrota; un hombre puede ser destruido pero no derrotado}, en esto radica lo que considero la analogía con el pensamiento evolucionario, pues el Colectivo Evolucionario aduce en primer término a la concepción filosófica del pensamiento humanista, donde el individuo es el centro de todo, y en ese sentido, su capacidad de evolución radica primeramente en él, en su sentido de acción y no sólo de movimiento, el arte es un medio para ejercer la acción y por supuesto una tendencia hacia la evolución, tanto individual como colectiva.
En el Colectivo Evolucionario estamos conscientes de que necesitamos un alto grado de movimiento, pero sobretodo de acción, por lo cual buscamos opciones para potenciarla, sabemos que el talento existe, en las calles, en las aulas, en la conciencia, en la reticencia, en la protesta y hasta en el silencio, pretendemos impulsar los elementos de valía en los individuos, en medio de una sociedad lacerada por la cotidianeidad de los problemas económicos, políticos y hasta de pérdida o ausencia de valores reales, los evolucionarios creemos firmemente que el arte no es la salida, el arte es la entrada, es el camino de reconstrucción social a través del intelecto, para lo cual proponemos que los principales actores de la sociedad adquiramos la responsabilidad que nos corresponde, necesitamos, como lo dice Hemingway, justificar nuestra presencia aportando elementos de valor y hacer hasta del fracaso un orgullo.
Cuando se pone todo de sí y se lucha hasta el límite de las fuerzas, como lo hizo el octogenario pescador Santiago, personaje central de El Viejo y el Mar, a quien quizá Hemingway nunca dejó de recordar en cada uno de sus últimos días, cuando presentía que la derrota estaba por llegar, cuando perdió lo que más le apasionaba, cuando intentaba por horas armar una frase y terminaba el día sin lograrlo, quizá por eso se quitó la vida (julio 1961) con una de sus primeras escopetas que utilizaba para la cacería. Coherente a sus ideales, decidió destruirse antes de ser derrotado.