Mejora México en la inclusión de la mujer en la política pero olvida los feminicidios

POR: CLAUDIA CARMONA

México es el segundo país mejor rankeado, después de Bolivia, en cuanto a la inclusión de la mujer en el ámbito político a nivel Latinoamérica; pero continúa sin declarar alerta de género, pese al gran número de feminicidios.

En el marco del Día Internacional de la Mujer, la plataforma periodística para las Américas “Connecta” ubicó a México como la segunda nación latinoamericana con mayor representación femenina en la política (53%), participación que procura la eliminación de la violencia contra la mujer y la igualdad de género en favor del fortalecimiento de las democracias.

De acuerdo con el estudio realizado por Connecta, de 17 países analizados, sólo 14 respondieron al principio de igualdad en el derecho político y electoral en los legislativos.

“Desde la década de los 90, Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay obligan a los partidos políticos a incorporar desde el 20 al 50 por ciento de mujeres en las listas. Por este tipo de iniciativas, en América Latina y el Caribe Hispánico la representación parlamentaria de las mujeres varió de un 9,1% en 1990 a 27,7% en 2015” señalan los resultados.

Por el contrario, Panamá es el país con menor representatividad de mujeres en la Asamblea (8,5%); de los 70 proyectos que presentaron las diputadas, sólo tres incluyen temas vinculados a la igualdad de género. Otro de los más bajos es Perú, con un 28%, allí sólo 11 de los 194 proyectos de las legisladoras tienen que ver con género. Perú no tiene ley de salud sexual. Panamá tampoco. La de violencia, en los hechos, no se cumple: la ley se sancionó en 2013 pero aún espera reglamentación.

Para el caso específico de México, durante 2003 la representación ascendía a 22.6%; para 2016, el porcentaje era de 42.4. Pese a que la cifra incrementó casi el doble, que parece aún menor; “las juanitas” no debe ser un fenómeno menospreciado, pues dio inicio a la introducción de las mujeres al ámbito político, en 2003 competir y obtener un puesto de elección popular, sólo para cumplir con la cuota de género, más tarde renunciar y luego después dejar el puesto a sus maridos.