Timan a personas al ofrecer electrodomésticos en El Puente de San Bernabé
**Jóvenes ofertan el juego de canicas, en un stand del tianguis de autos, con “turnos gratis” que acaban con costo y sin premio
José Ángel Gutiérrez López
ALMOLOYA DE JUÁREZ, Méx.- Decenas de visitantes del tianguis de autos El Puente de San Bernabé, ubicado en Almoloya de Juárez, son timados por jóvenes que ofrecen premios (electrodomésticos) y al final dejan a los jugadores con el bolsillo afectado y ninguna recompensa.
A través de promotores improvisados, cerca de 13 jóvenes abordan a los visitantes con un boleto “gratis” para concursar por electrodomésticos, en un stand tipo tienda móvil metálico situado en el norte de la zona de venta y compra de automóviles usados.
Algunos visitantes desconfían de la oferta, por ello los jóvenes insisten en la gratuidad del juego, al grado de hacer las veces de edecán hasta la tiendita, donde otras personas se encargan de llevar a cabo el juego de canicas.
Un recorte de papel fluorescente, con letra escrita a mano y leyenda “dos turnos gratis”, otorga el “derecho” a ejecutar dos tiradas, con suma puntos como resultado, que regularmente coincide con cifras de colores mostradas por los encargados en una tabla.
Empero llegar al premio requiere de sumar 100 unidades totales o más, de ahí que la suma de las dos primeras partidas alcanza apenas 55 o menos.
Para derecho a una tercera tirada, los muchachos que atienden al stand piden un pago de 25 pesos, detalle que nunca advierte el promotor cuando regala el “boleto”.
Quienes se animaban a pagar sumaban entonces 75 u 80 puntos, lo que dibujaba motivación para abonar otros 25 por un cuarto turno, pero la suma no llegaba a 100 unidades, así que otros 25 pesos, ya 75 acumulados, concedían derecho a cinco participaciones.
Un dejo de desconfianza se notaba en una jugadora, quien ante la sugerencia de un “anímese, se puede llevar uno de estos premios” redondea 100 pesos. Y los 100 puntos, o más, siguen sin llegar por alguna ubicación de los números del tablero o movimiento del mismo.
El usuario mira afectado su bolsillo y desiste del juego…
Fue notable un lleno en esa tiendita durante la mañana. En la tarde fue disminuyendo el flujo de jugadores, pero a nadie se le vio ganar un premio.
Los premios eran baterías de cocina, licuadoras, planchas y hasta una pantalla gigante de plasma, o al menos su empaque, visiblemente maltratado, como indicio de una permanencia de mucho tiempo, ya que pocos o nadie los gana.