Ex Convento del Desierto de los Leones
POR Gali-Leo
Ubicado en los límites del Estado de México y la Delegación Cuajimalpa de la Ciudad de México, aun costado de la caseta de la Venta de la autopista Toluca – México, se haya el Parque Nacional “Desierto de los Leones”.
A pesar de ser una de las zonas boscosas más importantes de la zona centro de la república mexicana, los Frailes de la Orden de los Carmelitos Descalzos, en el siglo XVII le llamaron “Desierto” debido al silencio espiritual que lograban tener en medio de la espesura del bosque; silencio propio para cumplir con sus votos religiosos.
La denominación “De los Leones” se debe a que una familia española de apellido “León”, realizaron los trámites ante la corona española para que esa región se les otorgara a los frailes y construyeran el convento dedicado a la Virgen del Carmen.
Finalmente ahí se fundó el convento con el nombre de “Santo Desierto de Nuestra Señora del Carmen de los Montes de Santa Fe”. Hoy conocido simplemente como “Desierto de los Leones”.
Ahora es un museo que abre sus puertas para ser visitado de martes a domingo de 10 de la mañana a 5 de la tarde.
Vale la pena visitarlo para conocer sus diversas historias de misterio, sus leyendas y admirar su compleja estructura arquitectónica.
Para los amantes de la actividad física; ciclistas, trotadores, corredores o simplemente admiradores de la naturaleza, el “Desierto de los Leones” es el lugar perfecto para la práctica deportiva o para disfrutar de la paz que proporciona el bosque.
Para llegar al Ex convento existen tres posibilidades; Primero. En auto través de la carretera que va de la Venta hasta el estacionamiento en las afueras de Ex convento.
Segundo. Corriendo o trotando por la misma carretera de aproximadamente 8 kilómetros de subida, hasta llegar a las puertas del Ex convento. Ya la bajada es más leve. Recuerden: “De bajada hasta las calabazas ruedan”.
Tercera opción. Trotando o caminando a “Campo traviesa”. Partiendo de la Venta a través de caminos y veredas llenos de piedras, tierra, lodo (en época de lluvias) hojarasca; sorteando ramas de árboles, helechos gigantes, musgos; brincado piedras, troncos caídos. Si tienes suerte, hay neblina o llovizna, por lo tanto el piso muy resbaladizo.
Esta ruta es de 4 kilómetros aproximadamente, la mitad de pura subida, que exige un tremendo esfuerzo físico y mental para llegar al Ex convento sin detenerse. ¡Un verdadero reto a la preparación física!
Una vez hecho el recorrido de ida y vuelta, se puede gozar de un exquisito desayuno o almuerzo con platillos regionales y tradicionales en la zona comercial.
¡Por ahí nos encontramos un fin de semana!