Urge Greenpeace rectificar política ambiental nacional para combatir crisis climática
El día mundial del medio ambiente se celebra en medio de una crisis climática y de la pérdida acelerada de la biodiversidad a escala planetaria y en México.
Lejos de contribuir a frenar ambas problemáticas, la política ambiental de la actual administración en nuestro país las acrecienta. La reciente inauguración de trabajos del Tren Maya que amenaza ecosistemas únicos como los cenotes y la selva, así como el freno a las energías renovables versus el impulso a la construcción y modernización de refinerías, son muestra de los errores en la gestión ambiental del país que no permitirán cumplir con las metas climáticas que ayuden a detener el calentamiento global.
Mientras los líderes globales en cumbres y conferencias climáticas firman acuerdos y compromisos para reducir emisiones, las políticas nacionales se encaminan a su incumplimiento.
México se comprometió a reducir el 22% de emisiones de Gases de Efecto Invernadero para 2030, generar 35% de su electricidad a partir de fuentes limpias. En 2019, en el marco de la Climate Summit, México se adhirió como país firmante a la Climate Ambition Alliance, lo que en el papel le implicaría reelaborar sus contribuciones nacionalmente determinadas (NDC) para hacerlas más ambiciosas y, lo más importante, la meta de emisiones netas cero para 2050. Paralelamente, el sector energía tiene su propia agenda y no va en dicha dirección. Es responsable de más de la mitad de las emisiones del país (transporte y generación eléctrica) y responsable de una importante cantidad de emisiones históricas en el planeta. PEMEX está dentro del top 10 de las 70 industrias responsables del 52% de las emisiones industriales desde la revolución industrial.
“La construcción de una nueva refinería, el desarrollo de gasoductos para transportar gas natural importado de la cuenca pérmica en el sur de Estados Unidos, además financiados con el presupuesto destinado para adaptar y mitigar al país al cambio climático y en fechas recientes el embate que pretende eliminar las energías renovables de la matriz eléctrica, argumentado que son costosas, que no son confiables y que ponen en riesgo el sistema eléctrico nacional, son medidas que no dejan duda de que la política energética del país va en sentido opuesto al combate al cambio climático”, afirmó Pablo Ramírez, especialista en Energía y cambio climático de la organización.
Además, para cubrir el raquítico 7% de generación que representan las renovables se propone la utilización de combustóleo, combustible residual de los procesos de refinación. Ante eso, los compromisos climáticos plasmados en acuerdos internacionales y en las propias leyes mexicanas resultan imposibles de lograr, abundó Ramírez.
“En cuanto a la pérdida acelerada de biodiversidad, no podemos dejar de alertar que la construcción del Tren Maya ocasionará daños incalculables al medio ambiente comenzando por la afectación de veintitrés Áreas Naturales Protegidas, entre las cuales se encuentran el Anillo de Cenotes en Yucatán; Yum Balam, Manglares de Nichupté, Uaymil y las Reservas de la Biosfera de Sian Ka’an y Calakmul en Quintana Roo; y Balam-Kú en el estado de Campeche, las cuales forman parte del corredor biológico natural que conecta a los ecosistemas de América Central con la península de Yucatán, además de dañar grandes macizos de selva (2,500 ha de selva húmeda y seca), manglares y otros humedales, así como especies en peligro (4), alertó, Viridiana Lázaro, especialista de agricultura y cambio climático.
Esta obra afectará el equilibrio ecológico de la Península de Yucatán, área prioritaria para la conservación de la biodiversidad en nuestro país, además el proyecto no toma en cuenta el efecto colateral del tren: el desarrollo industrial, agropecuario, turístico e inmobiliario sin control, ni los derechos de pueblos y comunidades indígenas.
“La actual pandemia pone a la humanidad en una encrucijada. La normalidad basada en el modelo económico neoliberal es el problema y seguir por el camino del extractivismo y el anclaje a modelos de devastación ambiental, no es una opción. Greenpeace demanda al presidente de la república rectificar su plan de recuperación hacia un México ecológico y justo que además de hacer frente a los efectos de la pandemia ayude a transformar nuestra economía y sociedad, hacernos más resilientes e impulsar cambios compatibles con la reducción de emisiones para combatir el cambio climático, una crisis paralela al covid19 que no debe soslayarse. Mantener la integridad de los ecosistemas está totalmente ligada con la salud humana. Es impostergable rectificar el rumbo, y promover la resiliencia de nuestra sociedad a través de políticas de acción climática”, declaró Aleira Lara, directora de campañas en Greenpeace México.