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Artesanos mexiquenses transforman la madera en molinillos

Una de las ramas artesanales con las que cuenta la entidad mexiquense es la de madera, considerada una tradición ancestral ya que desde tiempos remotos se tallaban y torneaban diversos objetos con fines utilitarios y rituales, un ejemplo de ello es el molinillo.

Estudiosos afirman que este objeto data de la época prehispánica y posteriormente se fue adaptando hasta conformarse como se conoce hoy en día; durante la conquista se perfeccionó y se popularizó al ser un artefacto con el que la presentación del cacao, champurrado o atole cambiaba radicalmente otorgándole textura.

También llamado “chicoli”, vocablo que proviene del náhuatl moliniani, que significa mover, es un palillo cilíndrico con una rueda gruesa que, al girarse crea espuma, actualmente es uno de los utensilios tradicionales de la cocina mexicana más importantes.

La espuma estaba asociada a una fuerza llamada “pee”, que es la fertilidad y se consideraba que estaba viva, de hecho, el chocolate era una bebida prodigiosa que solamente los tlatoanis mexicas podían consumir y deleitarse con la espuma.

En la Mesoamérica precolombina se utilizaba el cacao como moneda para los intercambios comerciales y antes de la llegada de los españoles era utilizado como bebida, medicina, alimento y estaba presente como un elemento ritual en ceremonias muy especiales.

Esta herramienta consta de una pieza de madera con anillos giratorios de diferentes tamaños, en su extremo tiene un tipo esfera con diversos canales tallados, pues su función es batir en diferentes direcciones para conseguir espumar las bebidas, en cuanto a medidas, el tamaño estándar es de 30 centímetros.

Para la elaboración del molinillo se elige madera provenientemente del árbol de cacahuananche o aile preferiblemente, posteriormente se coloca ya sea en un torno de violín (donde se utilizan tanto pies y manos) que hoy muy pocos artesanos dominan, o en un torno eléctrico; el proceso para ambos tornos es carbonizado, es decir, sin ningún tinte, todo el decorado se obtiene a base de la fricción.

Durante todo el torneado de la madera se deben labrar los anillos y estos son los que otorgan la parte esencial a la herramienta espumadora, ya que son los encargados de introducir el oxígeno a la bebida, además que hacen un vacío en el tronco de la madera.

Dentro de la entidad mexiquense los municipios que presentan mayor concentración de artesanos que los elaboran son: San Antonio la Isla, Rayón, Ixtapan de la Sal y Ocuilan con un total de 871 maestras y maestros artesanos, de los cuales, 679 son hombres y 192 mujeres.

Actualmente el molinillo tiene un papel fundamental dentro de la tradición y la gastronomía, porque es un elemento prehispánico que sigue vigente hasta nuestros días y mantenerlo vivo y fomentar su uso es preservar los usos y costumbres de nuestros ancestros.

El Instituto de Investigación y Fomento de las Artesanías del Estado de México (IIFAEM), invita a consumir este y otras piezas artesanales a través de sus tiendas “Casart” o en plataformas digitales como Amazon y Mercado Libre.

También pone a su disposición la venta por WhatsApp al 722-148-6220 donde personal del instituto atiende los pedidos.