¿Por qué celebramos el Día de la Candelaria?
Información de DESDE LA FE / Foto Especial
La fiesta de la Candelaria, conocido popularmente como ‘Día de la Candelaria’ se celebra cada 2 de febrero y tiene su origen en dos pasajes importantes de la Biblia: La Purificación de María y la Presentación del Niño Jesús al templo.
En México, las expresiones públicas de fe popular por este día son amplias y giran sobre todo alrededor de la imagen del Niño Dios, que este día se bendice en las iglesias.
El origen del día de la Candelaria
En el tiempo de Jesús, la Ley de Moisés prescribía que todas las mujeres debían presentarse al templo 40 días después de haber dado a luz para purificarse. Aunque María dio a luz a Jesucristo sin perder su virginidad, ella se presentó en el templo para cumplir con lo que prescribía la Ley.
José y María habían llevado consigo al Niño Jesús como también marcaba la Ley, que a los 40 días de nacido, todo varón judío debía ser presentado en el templo.
De acuerdo con el evangelista Lucas, vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso. Conducido por el Espíritu Santo fue al templo al mismo tiempo que María y José. Tomó al niño y exclamó:
“Ahora, Señor, según Tu promesa, puedes dejar a Tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a Tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos; Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel”.
Tomando en cuenta las palabras del anciano Simeón, que llama a Jesucristo “Luz para alumbrar a las naciones”, la Misa de este día inicia con bendición de velas encendidas con las que los fieles entran en procesión.
Con el paso de los años, la fiesta se centró cada vez más en llevar a los niños de la familia al templo para que recibieran una bendición. En México, desde hace varios siglos, lo que se acostumbra presentar es la imagen del Niño Dios al templo para que sea bendecida.
¿Por qué bendecir y vestir al Niño Dios?
La imagen del Niño Jesús, que muchas familias mexicanas tienen en sus casas y que incluso pasa de generación en generación, es sólo eso, una imagen que nos recuerda que el Hijo de Dios se hizo hombre por nosotros.
Se le lleva al templo cada 2 de febrero, como María y José hicieron con el Niño. Se le trata con dignidad, por ello se le limpia y se viste, todo esto es una forma de rendirle homenaje a Jesús nuestro Señor.