Historia de doce patitas
¡Somos tres pequeños cachorros que buscamos entre la basura comida para sobrevivir!
Hace apenas unas semanas de haber conocido este mundo.
Hemos vivido en la orilla de un rio, entre hierbas, matorrales y una que otra flor que crece junto a nuestra madriguera. En una pequeña cueva que nuestra madre construyó con sus propias patas antes de que naciéramos. -Así nos lo comentó- ¡Es un espacio bonito! Tenemos agua y comida a la mano. ¡Bueno a la pata!
Por las noches el ruido del agua que corre entre las piedras y ramas nos arrulla; eso nos hace dormir muy a gusto. Por las mañanas, los rayos del sol se filtran entre las ramas de los gigantescos árboles y aun cuando tarda en calentar nuestra madriguera, no pasamos frío.
¡Hace tres días que no vemos a nuestra madre!
Estamos asustados y nos cuesta trabajo encontrar alimento.
¡Yo soy el mayor! He explorado otros rumbos del río; en mi travesía, encontré este basurero.
¡Está cerca de nuestro refugio!
Hace tres noches cayó una tremenda lluvia. Luces relampagueantes y truenos muy ruidosos llenaban la noche e iluminaban la oscuridad.
¡No podíamos dormir!
De pronto se escuchó un ruido muy fuerte. Nuestra madre para las orejas y casi al mismo instante, me toma del cuello con su hocico y corre hacia la parte alta del rio. ¡Ahí me deja mojándome!
Vuelve al interior del rio y carga a otro de mis hermanos. ¡Sube y lo deja a mi lado!
¡Lo vuelve a hacer por tercera vez!
A toda velocidad subía y bajaba jadeante; se podía ver el vapor blanco salir de su hocico.
La siguiente ocasión, la escuche ladrar con desesperación.
¡Esta vez ya no salió!
Entre las hojas de los arbustos vi cuando saltó al agua que corría con mucha fuerza.
¡Ladraba y ladraba con impotencia!
Llamaba a mis dos hermanos que habían sido arrastrados por la corriente.
Con el ruido ensordecedor del agua, ya no la pude seguir escuchándola.
¡Ya han pasado tres días!
Seguimos aquí esperando a que regrese por nosotros.
Varios humanos se han acercado intentando atraparnos; cuando eso sucede, corremos hacia nuestro refugio.
Aquí vamos a seguir los tres. ¡Juntos!
Estoy seguro que en cualquier momento nuestra madre va a regresar.
En tanto sucede, debo cuidar a mis hermanos.